Invierno en Galicia

Invierno en Galicia, lo que para unos significa aparcar la moto, para otros es una estación que nos incita a coger la moto y salir a explorar la comarca. Y si, hablamos de lluvia, viento, frio y humedad. Una humedad que hace que el viento empuje la fría lluvia hasta lo mas hondo de tu traje de Gore-Tex y notes la intensidad del invierno gallego en todo tu cuerpo. En la cara con el aire que entra por el casco, el cual respiras frio, del mismo frio que piensas sienten todos esos campos que ves helados a tu alrededor, y en los dedos, que a cierta temperatura se te empiezan a quedar sin sensibilidad y te las ves y te las deseas para desembragar. Esto es lo negativo, o al menos el precio a pagar por sentirte vivo y ver como superas adversidades y obtienes la recompensa de de unas vistas, un paisaje, un sonido, una soledad, un miedo que en otra época del año y otras condiciones seria imposible encontrar.

Y así, un domingo cualquiera de alerta naranja por temporal te encuentras viendo amanecer en Fene, aprovechando los efímeros momentos de calma que nos dan esas primeras horas que tiñen de un color especial el ambiente, y con esas visitar sus astilleros, pensando como podría ser esto cuando estaba a pleno rendimiento, y si volverá a hacer barcos como palomitas, que espero que si por el bien de la zona.

Y un sábado, después de una larga semana, cuando la noche anterior al acostar a los niños y no poder mas te sientas con el Google Maps, y miras alrededor de tu casa. Que lugar puedo visitar que este cerca y me de un poco de paz? que me permita desconectar y estar con la moto? y se me ocurre las Fragas do Eume, ir hasta el final y visitar el castillo.

Otro domingo, y cuando escucho a mi hija yendo a nuestra habitación a despertar a su madre el reloj marca las 7:30 a.m. Ahí vienen las dos, una mas alegre que la otra. En la sala mi hijo y yo llevamos desde las 5 jugando a tirar cosas al suelo y a hacer ruido con la cuchara y la taza del café. Le acabo de dar el bibe del desayuno, por lo que supongo que en breves se dormirá. Aun esta oscuro fuera, pero tras hablarlo con mi mujer decido ir a dar una vuelta para recargar pilas. Siempre me da pena salir y dejarles en casa, aunque se que viene bien y aparte creo que es el momento ideal del día, que se quedan uno dormido y las otras dos adormiladas con el desayuno viendo un poco los dibujos. A si que después del ritual de besos que empieza en mi hija si no queremos tener disgustos, salgo con la idea de llegar a Betanzos dando un pequeño rodeo para pillar alguna curva. Al salir veo que va a ser un amanecer bonito por lo que voy relajado y parando en todos los sitios que me llaman la atención. Una horita escasa de moto y todo el día para la familia.

Me estoy aficionando a ir dirección Ferrol, la carretera me gusta, por la mañana y a estas horas prácticamente vas solo, si te metes un poco por el monte si que es verdad que sobre las 10 ya empieza a haber trasiego de todoterrenos y cazadores con la prudencia a mayores que hay que prestar a que no salga ninguna pieza a la carretera o cualquier susto. Pero bueno esto es solo por el interior, por la nacional es completamente tranquila, que no segura, ya que las muchas sombras permanentes que dejan los arboles os pueden dar algún susto, conviene ir con calma y tener cuidado con los cambios de 80 a 50 en plena curva que os encontrareis y no veo nada seguros por si el de adelante clava el freno, encima son curvas de rodilla al suelo ( 🙂 no yo ). Pues sea como fuera decidí volver a conocer mas la zona de la Ria de Ferrol. Y vi un mirador que junto con las presas es lo que mas me gusta visitar. Se trata de el Mirador de Ancos, que tanto este, como la subida previa donde a lo lejos podías ver la niebla que aun no se había levantado de los pueblos, daban una apariencia bucólica al lugar, la cual seguía presente una vez llegas al mirador y ves lo que queda ante tus ojos.

Llevo tiempo en el parque escuchando hablar de Mugardos. Fui una vez, pero de pasada, solo vi el puerto que hay según terminas la bajada, que me pareció precioso en madera. Pero no conocía nada mas. Hasta que un día me enseñaron unas fotos de las baterías y pensé que tenia que conocer mejor esa zona. Mire en Google Maps y vi que la playa de Chanteiro comunicaba con las ruinas de la batería de Fonteseca, pero era camino de tierra y no vi muy claro acometerlo con los neumáticos de carretera que llevo. Por lo que fui dirección al Monasterio de Santa Catalina y explore todo ese monte, donde se encuentran las ruinas de la batería, y el mirador de A Bailadora. Camino este ultimo de grava, tenerlo en cuenta. Después baje por un camino lleno de socavones y piedras que ya me imaginaba el aceite saliendo por las horquillas. Y serpenteando, o cangureando esta bajada llegue hasta el Castillo de Palma y su Baliza, y también me entretuve un poco explorando toda esa zona.

Nieve, viviendo en Coruña es difícil verla a no ser que baje mucho la cota y subas a alguno de los pueblos mas cercanos del interior. Por lo que aproveche para una visita fugaz a A Fonsagrada, que había llovido los días previos y hoy daban buen tiempo aunque frio. Perfecto rodar en esas míticas y divertidas curvas ahora teñidas de blanco a su alrededor.

Todas las fotos se han realizado con un teléfono movil.

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